sábado, 5 de noviembre de 2011

¿Quieres casarte conmigo?

En breve llegará una fecha muy especial para mí, y es que, a finales de este mes, hará dos años desde que mi ahora marido me pidió matrimonio. Y por eso hoy el post es algo diferente a los que suelo publicar, no es tanto como un artículo, sino más bien un relato, ya que me gustaría compartir con vosotros nuestra historia... y ¿quién sabe? Quizás así os dé también algunas ideas.

Tengo que decir que yo no me lo esperaba, en absoluto, porque los tiempos han cambiado... Nosotros ya vivíamos juntos, compartíamos piso de alquiler, y aunque muchas veces nos hicieron la pregunta de "y la boda ¿para cuándo?" era algo que aún no nos habíamos planteado. Y digo habíamos porque pensaba que, llegado el momento, sería algo que hablaríamos sin más, entre los dos, y si en algún momento se me había pasado por la cabeza que habría pedida... siempre me imaginé que acabaría haciéndola yo en vez de él. Nada más lejos de la realidad.

Aniversario de novios:

Se acercaba el 28 de Noviembre de 2.009, día en el que cumplíamos 9 años juntos, y mi entonces novio me tenía preparado un viaje sorpresa: teníamos unos días de vacaciones y me pareció buena idea, e incluso divertido, hacer la maleta y pasar varios días fuera, sin saber dónde. 

Pistas sobre el destino:

A medida que se acercaba la fecha, comenzó a darme pistas acerca de nuestro destino: tendría que llevar ropa de invierno (obvio, estábamos a finales de Noviembre) y estaríamos a una hora de camino, más o menos. Ninguna de esas pistas resultó ser del todo falsa... quizás el medio de transporte fue lo que me tenía más despistada: supuestamente iríamos en coche, pero, en complot con mi madre, se le escapó que cogeríamos un tren.

Bien, como haríamos la mayoría de nosotros si nos dicen que nos llevan de viaje sorpresa, lo menos que podemos hacer es especular sobre el ¿dónde?. Y creedme si os digo que este pequeño detalle, el no saber dónde íbamos, fue lo que hizo que mi mente estuviese tan ocupada en acertar el lugar que en ningún momento me plantease ¿para qué?. Además era nuestro aniversario de novios, ¿tenía que existir un para qué? Yo creía que no...

El viaje sorpresa

Por fin llegó el día, saldríamos después de comer. Por la mañana me dediqué a terminar de hacer el equipaje; normalmente soy de las que llevan muchos "porsi" en la maleta (por si hace frío, por si llueve, por si escampa...), y viendo que esta vez no iba a ser diferente, mi novio me advirtió: "no puedes llevar más de 20 kilos...". Y ahí el gesto me cambió por completo, y no porque llevase ropa para casi un mes, sino porque eso sonaba a otro medio de transporte. "¿Cómo?! ¿No íbamos en tren?" Pobre ilusa... pero estaba claro, ¿verdad? el viaje sería en avión, el vuelo sobre las 16.00h, por lo tanto, mis posibles teorías sobre el lugar quedaron anuladas en ese instante.

Después de comer, tal y como habíamos quedado, mis padres llegaron para llevarnos a "la estación" (ahora aeropuerto). Efectivamente, ese fue el lugar de salida. De camino en el coche, intenté volver a recomponer mis ideas: cogíamos un avión, por lo tanto quedaba descartado el finde rural y romántico en alguna provincia cercana, mar o montaña. En su día me dijo que estaríamos a más o menos una hora de camino, eso es lo que se tarda de aquí a... ¿Barcelona? Podría ser una opción... eh espera...!! Justo en esa época estaba en Barcelona un musical que yo tenía muchísimas ganas de ver!... "Vale, creo que acabo de descubrir la sorpresa... pero me encanta!!"  De nuevo, pobre ilusa...

Llegamos al aeropuerto, y me pidió por favor que no viese los paneles de salidas, para que la sorpresa fuese tal hasta el momento de embarcar. Pero claro... decirme eso a mí es como decirle a un niño pequeño: mira cuantas montañas de chuche, ahora te quedarás solo frente a ellas pero no pruebes ninguna. Así que, el pobre iluso en ese momento fue él. Disimuladamente, de lejos y de reojo... lo vi. Vuelo: 16:05h - Destino: Barcelona. Lo sabía!! Ahora ya sólo quedaba esperar y disimular para hacerme la sorprendida, aunque realmente lo estaba! pues pensaba pasar tres días en la playa o en algún lugar cercano, y mi regalo de aniversario era el musical!!

Entre tanto, llegaron mis futuros suegros también al aeropuerto. Imaginé que el viaje sorpresa merecía que todos me viesen la cara, y tenían razón. Quien me conoce sabe que es fácil sorprenderme, pero esta vez, yo ya lo había descubierto.

Y llegó el momento de embarcar. Mi subconsciente me traicionó, y al ver la puerta de embarque del vuelo de las 16:05h, tomé dirección hacia ella. Entonces mi novio me avisó: "¿dónde vas? no es por ahí, la puerta de embarque está en dirección contraria". Ya... claro, venga, puedes dejar de disimular... "¿Por ahí? ¿Seguro?" pregunté - "Claro que sí es por aquí..." Y decidí seguirle la corriente, imaginé que era parte de la sorpresa, despistarme con las puertas de embarque... pero cuando vi que sacaba los pasaportes y los entregaba en otra puerta, ahí, justo y solo ahí, me di cuenta de que no íbamos a Barcelona, así que levanté la vista: Vuelo: 15:55h. Destino: PISA. Pisa... Pisaaaaa??!! Cierto es que mereció la pena verme la cara, o eso dicen. "Eso es, sorpresa! Nos vamos a Italia: Pisa y Florencia" Pues sí, SORPRESA pero con mayúsculas.

Aterrizando:

Podéis imaginar cómo fue el vuelo de ida. Aparte de corto, aunque algo más largo que la hora que me habían prometido cuando aún no sabía el destino, el viaje fue de desconcierto total: esta mañana preparaba la maleta para irme de casa rural en coche, pues siempre pensé que lo del tren era para despistar, y vaya si lo fue... a mediodía me dejan en el aeropuerto, cuando descubro que el vuelo de "casi las 16h" salía rumbo a Barcelona, nos vamos de musical! Pero en ese momento volaba rumbo a Italia, uno de los lugares que más ilusión me hacía visitar...

Llegamos al hotel sobre las 20h, porque el vuelo salió con retraso, nos arreglamos y salimos a dar un paseo, donde mi novio me explicó el itinerario previsto: esa noche pasearíamos por el centro y cenaríamos algo, al día siguiente visitaríamos la Torre y alrededores, y por la tarde cogíamos un bus para pasar dos noches más en Florencia. Sonaba de maravilla.

Paseando por Pisa:

Para ser 28 de Noviembre, de noche y hacer tanto frío, Pisa estaba muy animada, había mucha gente por  la calle, lo que hizo que nos entretuviésemos tanto que, a la hora de decidir comer algo, en todos sitios nos decían que la cocina estaba cerrada. Se ve que llegamos con la idea de la hora del tapeo español, porque pasadas las 22.30 nos costó encontrar sitio. Le di a mi novio la idea de comer algún trozo de pizza italiana en alguno de los puestecitos que veíamos, dada la hora y el hambre, cualquier cosa sería bienvenida. Sin embargo él insistió: ¿Venir hasta Italia y no comer en algún restaurante típico el día de nuestro aniversario? Así que seguimos buscando...

Hasta que por fin lo encontramos: llegamos a "Il Capodaglio", tagliatella italiana... no estaba preparado, pero no podría haber salido mejor. Tenía dos saloncitos pequeños, estaba en penumbra a la luz de las velas de cada una de las mesas, adornadas con su mantel de cuadros rojos y blancos. En el salón contiguo cenaba un grupo de amigos, pero a nosotros nos dieron mesa en el del principio, solos con el camarero, seguramente porque se acercaba la hora del cierre, pero sin duda fue el sitio idóneo.


Y de postre... ¿Quieres casarte conmigo?

Nos sirvieron la pasta más espectacular que habíamos probado jamás, o al menos yo la recuerdo así, acompañada de una ensalada italiana y vino de la casa. 

Y de postre... napolitanas de hojaldre caseras con una onza gigante de chocolate. A mí, que me vuelven loca los dulces, no se me podía pasar por la cabeza en ese momento que tendría que hacer un sobreesfuerzo para poder probarla. Es lo que ocurre cuando se tiene un pellizco en el estómago. O más bien, cuando no se tiene y aparece de repente.

Y es que, cuando creía que ya habían acabado las sorpresas, éstas no habían hecho nada más que empezar. Mi novio me dijo que era el momento de darme su regalo.... "¿Regalo?" ya nunca nos hacíamos regalos en el aniversario, nuestro regalo común de todos los años, porque así lo decidimos hace tiempo, era salir a cenar a algún sitio más especial de lo normal.  ¿Podía existir sitio más especial que Italia? 

Pero él me dijo que no me esperase nada material, "simplemente" me había escrito una carta. En ese momento creí entenderlo, puesto que siempre era yo la que cada año le escribía a él una carta, carta que él nunca respondía, así que suponía que aquella era la respuesta a todas las suyas, de todos los años, de todos los aniversarios. Pero de nuevo me equivocaba... aquella era la carta que le daría la vuelta a todas las demás.

Le agradecí muchísimo el detalle, pero tenía una napolitana con chocolate a la que le había echado el ojo hacía unos minutos, así que pensé en guardarla y leerla al llegar al hotel. Sin embargo me dijo: "pero, es que tienes que leerla ahora". Arrivederci napolitana. 

Ahí empecé a ponerme un poco nerviosa, no sabía de que se trataba, o quizás con tanto ajetreo no me había parado a pensar en todo el día de qué podía tratarse todo esto, así que le eché valor, y empecé: era la carta más bonita que había leído nunca, hablaba de todos nuestros años juntos, y lógicamente comencé a emocionarme. Y cuando llegué al último renglón, se despedía con un: "y ahora, mírame...", me parecía mentira que, después de tantos años, era incapaz de mirarlo, así que releí algunos renglones hasta que al fin me armé de valor, lo miré y él pronunció las palabras mágicas: "¿Quieres casarte conmigo?"

A partir de ahí podéis imaginaros el resto, aunque mi reacción no fue del todo la esperada: "Pero... ¿de verdad?!". Tenéis que entender que, desde que me levanté esa mañana el día había dado un giro de 180º, y los nervios juegan malas pasadas. "Claro que es de verdad" y entonces, ahí ya sí, grité un "Siiiiii!!! Quierooo!!! Claro que quieroooo!!!" (días más tarde, llegaría el Y ahora qué?!)

Como anécdota, contar que la familia italiana dueña del restaurante se había sentado a cenar en la mesa de al lado, porque éramos los únicos que quedábamos allí ya, y aunque no entendieron lo que hablábamos, se podían imaginar de qué iba el asunto, y que la cosa iba para largo...

Y por fin salimos del restaurante como prometidos. Al llegar a España planearíamos una forma original de anunciarlo a las familias.

¿No os ha ocurrido alguna vez que en un mismo día vivís tantas cosas que parece que han pasado tres? Pues a mí me pareció que la mañana de aquel día quedaba ya a más de un mes de distancia... y eso que aún no habían dado las doce.

Al día siguiente creí que lo había soñado todo, pero no, allí estábamos, en Pisa, y para que todo esto constara y quedara de una manera especial en aquel lugar del mundo, en el libro de visitas del hotel escribimos que recordaríamos Pisa como un lugar muy especial, porque allí había tenido lugar nuestra pedida, por fin nos casábamos!. Y ellos fueron los primeros en conocer la noticia.

Puede parecer de película, pero, tal y como os dije al inicio del blog, es la historia de mi pedida. ¿Os animáis a hacer algo especial para la vuestra o contadnos como fue si ya la hicisteis?

Y si no teniais pensado en hacer algo original, aún estáis a tiempo para sorprender a vuestras parejas, aunque tengáis puesta la fecha de boda.

Este es un momento único que, de alguna forma u otra, todo el mundo debería tener. No es necesario hacer un viaje (aunque yo nunca lo olvidaré), ni comprar un anillo (en mi caso no hubo, fue una carta, la más bonita que leeré jamás). 

Se trata de echarle imaginación y crear un entorno especial para que sea inolvidable


7 comentarios:

  1. Vais a hacer en breve una pedida de matrimonio? Espero que contéis también vuestras ideas o vuestra historia y así demos ideas entre todos!

    ResponderEliminar
  2. Qué bonita la historia de tu pedida. Aquí estoy imaginándomelo... de película!

    ResponderEliminar
  3. Gracias oLO! La verdad es que sí, para mí fue de película! :D

    ResponderEliminar
  4. Esas son las historias que quedan para la posteridad, nunca se pueden olvidar, y aunque sea un tópico decir "se lo contaremos a nuestros nietos", verdaderamente es una historia para recordar eternamente y no por ese hecho sino porque está elaborada con todo el cariño e ilusión del mundo y en este caso "se lo curró el novio"... animaos chicos¡¡¡

    ResponderEliminar
  5. Bueno, no soy anonimo, soy Lola

    ResponderEliminar
  6. Qué emocionante, qué bonito, qué recuerdos...A veces el hombre en una relación piensa que este tipo de cosas no demuetran nada…pero sí lo hacen y mucho. Ese momento es especial dentro de la vida de una pareja... único!, irrepetible!, para recordar siempre...y animo a intentar hacer el "¿Quieres casarte conmigo?" de una manera especial, porque ellas se lo merecen y, por supuesto, Sol se lo merecía por encima de todas las cosas. Sigue con esta ilusión que siempre has tenido y continúas teniendo...Tienes todo mi apoyo...TQ.

    ResponderEliminar
  7. Y en fin... que decir después de esto? Como much@s os habréis imaginado, el que ha hablado es mi marido. Gracias por tu apoyo y por nuestra gran boda, que organizamos con tanta ilusión!. Yo también Te Quiero.

    ResponderEliminar

Dejanos aquí tu consulta o comentario ;)