La novia ya ha llegado. Los invitados esperan dentro de la iglesia, y el novio en el altar intenta aplacar los nervios. Todos miran ansiosos la puerta de entrada. Al fondo, la novia del brazo del padrino...
Y ¿quiénes son esos pequeños muñequitos que van delante? Son los inconfundibles pajecitos y damitas de la boda, tan guapos y elegantes como los propios novios.
Ellos son los pequeños protagonistas de este gran día, y para ellos en general, y para mi pajecito, mi ahijado, y mis dos damitas, mis sobrinas, en particular, va dedicado el post de hoy, que comenzaré respondiendo a las dudas más frecuentes que se suelen plantear.
Pajes y damitas: Tradición
Muchas son las versiones que explican el por qué de la intervención de los niños en la ceremonia nupcial. La figura de las damas, y en menor medida de los pajes, ha estado presente en muchas religiones en la celebración de enlaces desde hace siglos, donde generalmente una niña familiar de la novia era la encargada de acompañarla hasta el altar, y, solo en ocasiones se la emparejaba con un paje.
Algunas de estas religiones tenían, incluso, la creencia de que el hecho de no existir ninguna niña familiar directa de la novia suponía mala suerte para la vida futura del matrimonio.
En la actualidad, en nuestra cultura, la tradición de llevar niños en el cortejo nupcial continúa, aunque de una forma más desenfadada: los pajes y damitas aportan el toque de ternura y frescura, abriendo paso a la novia en su camino hacia el altar, portando arras y alianzas, y teniendo, junto a los novios y padrinos, un papel protagonista.
¿Es necesario llevar pajes o damitas de boda?
Muchos novios se plantean la pregunta de si es necesario o no llevar pajecitos el día de su boda. La respuesta es bien sencilla, y como en el resto de elementos que rodean vuestro día, es una opción que dependerá exclusivamente de vuestros gustos y preferencias.
Puede darse el caso de que, aun siendo una boda en la que asistan niños, decidáis no llevar pajecitos, y también puede darse el caso contrario, es decir, una boda donde se indique la no asistencia de niños invitados, pero decidáis llevar vuestros particulares acompañantes.
Es vuestra decisión y, por supuesto, nada es obligatorio.
En el caso de una boda civil... ¿Es común que acompañen niños a la novia?
En principio, los pajes y damitas suelen acompañar a la novia en las ceremonias religiosas. Pero como poder, todo puede ser, así que si os casáis por lo civil y es vuestro gusto, adelante.
En la actualidad, es frecuente que las ceremonias civiles se celebren en haciendas o fincas con jardines, espacio ideal para la participación de niños.
¿Qué vínculo han de los tener los niños con los novios?
Los niños suelen ser familiares directos, hijos de amigos o incluso los propios hijos de los novios, en caso de que ya los tengan.
Solo vosotros debéis tomar esa decisión, y es tan personal como cualquier otra.
¿Cuántos niños suelen acompañar a la novia y de qué edades?
Al igual que no existe ninguna exigencia sobre la participación o no de niños en la ceremonia, tampoco existe un número concreto u obligatorio, pero sí aconsejable:
Si decidís llevar pequeños acompañantes, lo más recomendable es que éstos sean entre uno y cuatro. Pensad que cuantos más niños compongan el cortejo, más difícil resultará controlarlos.
Por otra parte, no tienen por qué ser necesariamente siempre niños y niñas. Podrán ser todos niños, todas niñas, y no tienen por qué emparejarse.
Respecto a las edades, lo ideal es que no sean demasiado pequeños, pues no serán conscientes y además pueden asustarse; pero tampoco demasiado mayores, pues el conjunto podría desentonar un poco.
¿Qué llevan los pajecitos y damitas en una boda?
Principalmente portan las alianzas y arras de la ceremonia, pero existen multitud de opciones:
En caso de ser un único niño acompañante, éste suele llevar las arras, portando el padrino de boda las alianzas. También puede darse el caso de un mismo pajecito o damita porte ambas cosas.
En caso de llevar dos acompañantes, uno de ellos portará las alianzas y el otro las arras.
Si son más de dos, el resto pueden portar cestas con pétalos, o pequeños ramitos.
Este fue mi caso:
Como he dicho al principio del post, mis niños fueron tres, mi ahijado Ignacio de 4 añitos, que portó las alianzas, y mis dos sobrinas Nerea de 6 años y Silvia con 9 recién cumplidos, que portaron las arras y un ramito a juego con el mío, respectivamente.
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| Mi porta alianzas y mi cestita de arras |
En un principio, pensé encargar el ramito de la mayor de flores naturales. Pero finalmente me decidí por uno de gomaeva, para que no se estropease y lo pudiese además conservar como recuerdo.
El ramo era de rosas blancas y malva, a juego con sus trajecitos y mi ramo. Y ella iba encantada
En cuanto a trajes y vestidos, aquí entran en juego el gusto de los novios, las preferencias de las madres de los niños, así como el tipo de boda que queráis tener. No voy a meterme en estilos, porque es demasiado personal de cada uno, pero si hay un factor a tener en cuenta siempre, es que los niños deben ir en perfecta consonancia con el resto.
En mi caso, tenía claro que quería que fuesen bien arreglados. No era una boda precisamente clásica, porque no iba con nuestra personalidad, y tampoco me han gustado nunca los trajes para niños excesivamente cortos, o prendas que no fuesen con su edad. Era una boda de mañana, sencilla, donde los colores predominantes serían el blanco y el malva.
Así que salimos una tarde las madres y yo con los peques, cosa que recomiendo porque podéis poner gustos en común, y el primer trajecito que encontramos resulto finalmente ser el ganador:
Se trataba de un pantalón de corte pirata, camisa de manga corta y cuello Mao, con fajín y botones color malva. Sencillo, pero elegante, y a gusto de todas.
En un primer lugar no nos lo llevamos, a pesar de que le quedaba pintado, pues los vestidos a juego para las niñas no me convencían nada, eran demasiado recargados y pomposos, y lo principal es tener en cuenta la comodidad de los niños ese día.
Así que después de dar muchas vueltas y recorrer numerosas tiendas, decidimos llevarnos el del niño y comprar la tela a juego para hacérselo similar a las niñas.
Este fue el resultado:
Aunque con un toque diferente, llevaban los mismos tejidos y exactamente los mismos colores. Los vestidos también llevaban manguita corta, cuello Mao y botones en malva.
Y esta es una opción, aunque en un principio descartamos, resultó finalmente ser la mejor: si no dais con la tecla, antes de comprar algo con lo que no estéis convencidas, buscad la tela que os guste y encargadlo a una modista. No tiene por qué resultar más caro, aunque depende del caso. Es cuestión de preguntar y comparar. Eso sí, hacedlo con la suficiente antelación para no ir justos de tiempo.
Lo que nunca os aconsejo es llevaros cualquier trajecito de tiendas especializadas en bodas si no os terminan de gustar. Hay multitud de vestidos que pueden perfectamente encajar en una boda sin que necesariamente se encuentren en tiendas de este tipo.
Si buscáis algo más informal, o ropita arreglada pero que puedan reutilizar sin necesidad de acudir a otra boda, podéis visitar cualquier boutique de niños o centros comerciales, y buscar vestidos para ellas, y pantalón y camisa para ellos, teniendo en cuenta las temporadas.
Los complementos deben ir en conjunto con el resto de la indumentaria, por lo que dependerán del tipo de vestido, colores, y época del año.
Mis niños llevaron calcetines y zapatitos blancos:
Y las niñas no llevaron la típica coronita, sino diademas que simulaban un pequeño tocado:
¿Cómo reaccionan los niños en un día tan importante?
Supongo que el temor de muchas madres ese día es la reacción que tendrán de los niños al llegar al lugar de la ceremonia: ¿se cortarán? ¿llorarán? ¿se descontrolarán? ¿se portarán bien?... Y digo de las madres, porque los novios os encontráis en vuestra nube particular y aunque los días previos podáis pensar en ello, tranquilos, ese día son tantas las emociones y los nervios que casi no notaréis que están ahí.
Los niños son una caja de sorpresas, y normalmente sorprenden para bien. Aunque no os lo parezca, y teniendo en cuenta que son solo niños, ellos son conscientes de la importancia de ese día, y ante la atenta mirada de todos, caminarán hacia el altar como si siempre lo hubiesen hecho.
Creo que la clave está en saber transmitirle tranquilidad y confianza en lo bien que lo harán y lo bien que se portarán, y alejarlos del nerviosismo y emociones acumuladas que tenemos los adultos cuando se trata de una boda tan cercana.
En nuestro caso, fue muy curioso, porque a semanas vista de la boda, los tres se lo tomaban de una forma diferente, y fue muy divertido escuchar las "opiniones" de los peques:
El más pequeño sabía que era la boda de su madrina, y tenía la "importante misión" de llevarme los anillos, así que para estar preparado ¡le dio por ensayar en los días previos! Con solo 4 añitos... Cada día en su casa cogía el cojín de su cuarto y caminaba haciendo el "paseíllo". ¡Para comérselo!
La mayor de mis sobrinas, que se corta más fácilmente, le restaba importancia siempre que hablábamos del tema, pero en realidad lo hacía para ir más segura, ¡su carita lo decía todo ese día!. Además le hacía mucha ilusión llevar el ramo a juego con el mío, como una mini novia.
La mediana fue todo un caso: días antes de la boda se sentó conmigo a preguntarme absolutamente todos los pasos que tendría que seguir ese día para no equivocarse, desde donde se tenía que colocar hasta cuando se tenía que levantar... ¡Con 6 años! Yo me reí y le dije que no se preocupase, que seguro que lo hacía muy bien, pero ella no perdió detalle, por si acaso...
El día de la boda los tres se portaron genial. Caminaron delante de mí al mismo ritmo y cada uno en su papel. Al llegar al altar se sentaron con sus mamis en los bancos de la primera fila, pues los niños en el altar se aburren y suelen cansarse pronto.
Cada uno acudió en silencio cuando se les llamó para entregar las arras y las alianzas en su momento, nos miraban de reojo pero no se atrevían ni a hablar. Supongo que todo esto a un niño le impone mucho más, y la verdad es que no pudieron portarse mejor ;)
Aunque no voy a mostrar su rostro porque son menores, os digo que los tres iban realmente guapos. Sus caritas reflejaban cómo se sentían cada uno en ese momento.
Unos últimos consejos
Para terminar, os dejo dos últimos consejos, contrapunto el uno del otro:
El primero de ellos es tener a mano ese día un quitamanchas por lo que pueda pasar antes de salir de casa... Algunos pensaréis que es exageración, pero con niños nunca se sabe, y la mamá de mi pequeño paje sabe de lo que hablo ;)
El segundo de ellos es que, pasada la ceremonia, os olvidéis de sufrir por la vestimenta: son niños, y como niños tienen que jugar, correr, saltar, pintar y hasta medio bañarse en una fuente si es preciso ese día...
Solo así recordarán lo divertido que fue el día en que se convirtieron, sin saberlo, en protagonistas en miniatura.
