lunes, 10 de junio de 2013

La noche previa

Me parece increíble cómo pasa el tiempo... Mañana vuelve a ser 11 de Junio, hará dos años ya desde nuestro gran día y aún lo recuerdo como si fuese ayer. A esta hora, recogíamos las últimas cosas que nos quedaban para ir a casa de nuestros padres, para pasar nuestra última noche de solteros en nuestra habitación de siempre, cansados, pero felices y muy emocionados... Dos años hoy de la noche previa a nuestra boda, así que este post no podría publicarse mejor día que hoy!

En infinitas ocasiones había imaginado la noche previa a mi boda. Desde que era niña, muchas noches imaginaba al acostarme que, al despertar, habría crecido de repente y tendría un gran vestido blanco colgado del techo de mi habitación. ¿No os ha pasado alguna vez? A mí muchas. Por eso, cuando el día de mi boda desperté en mi habitación en casa de mis padres y vi frente a mí el vestido colgando del techo... Sabía que mi sueño empezaba a cumplirse en ese mismo instante.



Para la fecha de mi boda llevaba un par de años fuera de casa. Mi ahora marido y yo nos independizamos y vivimos durante una temporada juntos antes de pasar por el altar. Como muchos otros novios, preferimos probar la convivencia antes de dar el gran paso.

Pero, a pesar de ello, a pesar de compartir nuestras vidas bajo el mismo techo durante algo más de dos años, tenía claro, no solo que saldría de casa de mis padres vestida de novia, sino que la noche antes dormiría en mi habitación de niña para poder despertar como siempre imaginé. Y así fue.

Los días previos:

Dos días antes de la boda comencé a llevar a casa de mis padres lo que habíamos ido preparando poco a poco, los anillos y las arras, mis complementos de novia, mis zapatos... mi vestido! (cuando por fin lo tuve, aunque ese es "otro capítulo").

Y aunque mi marido y yo andábamos por casa terminando de organizar todo, decidimos irnos no solo la noche previa, sino también la anterior. Y es que cuando te independizas pronto, sienta tan bien volver y que te mimen... Sobre todo cuando darás el Sí Quiero en pocas horas, cuando las emociones están a flor de piel y flotan en el ambiente.

A dos noches de la boda organizamos una cena con nuestros padres. Todos estábamos nerviosos, y entre ellos ensayaban "sus puestos", estaban radiantes, rebosaban felicidad, ellos, los padres de los novios, para nosotros los más guapos del mundo! Creo que, quitando el resto de preparativos, desde ese jueves noche, empezamos a vivir el día de nuestra boda.

Y despertar el viernes en tu antigua habitación, cuando aún queda todo un día, que preparen tu comida favorita, ver cómo se vuelca todo el mundo, toda la familia, los besos, los abrazos, las llamadas y mensajes previos de todos y cada uno de los que quieren desearte lo mejor... Es un momento único, que recomiendo a todo el mundo.
 

La noche previa:

Para mí la noche previa a nuestra boda fue muy muy especial. Sé que muchos novios cenan el día antes con amigos, reúnen a familiares que vienen de fuera... Y todas esas son grandes opciones.

Pero yo lo tenía claro. Quería encerrarme en casa de mis padres lo antes posible, preparar todas las cosas de forma ordenada para que nada se olvidase al día siguiente, y disfrutar hasta de los nervios! Porque sí, he de reconocer que yo andaba algo desquiciada desde el viernes a mediodía, pero creo que a medida que aumentaban los nervios del resto, disminuían los míos! Y pude vivir con mucha ilusión de la noche previa y de la mañana del día de mi boda.

Además de compartir mis últimas horas de soltera con mis padres y hermanos, fue especial tener a mi primo en casa de nuevo! Después de tantos veranos que hemos compartido vino desde Barcelona solo para mi boda y pasó la noche con nosotros. Me encantó que lo vivieses en "primera fila"! ;)

Esa noche todos cenamos pronto, al día siguiente teníamos que madrugar muchísimo, así que el plan era cerrar los ojos para dominar los nervios del todo y conseguir dormir pronto... Pero me equivoqué. Mi hermana pasaba la noche conmigo en mi habitación, y me entregó una carta que  había escrito:




Una preciosidad de carta, una carta que resumía en unas líneas nuestra vida como hermanas, una carta que guardo como un tesoro y aún me emociona al leerla... Una carta que me robó una hora de sueño y muchas lágrimas de alegría, pero que me hizo desahogarme, soltando todo lo que llevaba y haciendo que, por fin,  pudiese descansar para estar radiante al llegar la mañana.




Al día siguiente, al sonar el despertador y abrir los ojos... Ahí estaba, en frente, esperándome, como siempre había soñado: Mi vestido. En mi habitación. Por fin había llegado mi día. Y me quedé mirándolo unos minutos para que nunca se me olvidase ese momento.

Sé que muchos no estarán de acuerdo en separarse la última noche cuando se lleva conviviendo ya un tiempo, pero pasar la noche previa por separado fue una experiencia muy positiva para los dos ¿Nos echaríamos de menos? Por supuesto. Pero tenemos el resto de nuestras vidas para compartirlas... Y la ocasión fue única, pues el dormir pensando en el reencuentro del gran día, es algo mágico.



Y vosotros, ¿habéis pasado, o tenéis pensado pasar la noche previa juntos en casa o por separado?


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